Todas las noches me pregunto qué se hace con la vida. Ese instante sumido en la oscuridad, en la penumbra de mi cocina, donde nada parece tener forma, y toda alegría parece escaparse por la ventana. 
A veces siento que podría cocinar un poco, pero ¿para qué? No tengo hambre. Muchas veces suelo pedir algo para que me lo traigan a casa, o me cocino algo rápido sin ganas, insulso, insípido, y termino tirando la mitad de la comida a la basura. Los platos hace tres semanas que no los lavo, ya se acerca ese tedioso momento donde tengo que limpiar todos los cubiertos y vajillas que tengo en mi casa. 
Siempre digo que mucho no importa que esté ‘sucio’, al fin y al cabo, es comida, no me hace daño que enplate más comida en el plato que se ensució con comida. Lo mismo con los cubiertos, no hace falta limpiar los tenedores que usé para comer fideos si luego comeré carne, ¿Tengo que limpiar los cubiertos porque comeré algo distinto? A mi parecer no, y así puedo aguantar meses sin lavar nada. 
Eso me ahorra mucho tiempo. No sé para qué, si es que las horas después del trabajo son vacías. El tiempo sirve como recordatorio de que nada de lo que haga importa. Todos tendremos el mismo destino, así que me quedo tranquilo. No soy de esos que deben llenarlo con cosas insignificantes, como proyectos o pasatiempos. Simplemente llego del trabajo, me alimento con lo que tenga al alcance y luego me duermo hasta la hora de la cena. Después me baño y de vuelta a dormir. 
Lamentablemente tengo responsabilidades además de eso, tengo un gatito, que no se porqué me quiere mucho. Dicen que los animales aman en base a conveniencia, entonces mi gatito me ama porque le proveo alimento, agua, refugio. Pero yo creo que no es así. Está todo el tiempo al lado mío, muchas veces encima, e incluso llora cuando estamos en lugares distintos de la casa. Eso es fastidioso, pero no puedo evitar enternecerme a veces, y me he dado cuenta, que su cara de felino dormido es lo único que me puede sacar una sonrisa. 
También tengo un perro viejo que espero que se muera pronto. Me gasto miles comprando pastillas para que su corazón defectuoso siga funcionando. Ya no tengo ganas de sacarlo a pasear, asi que hace pis y caca en la sala de estar, lo que me enfada muchísimo. Que pereza me da limpiarlo. Eso realmente no lo soporto, así que limpio todos los días las necesidades del perro viejo. No sé qué le pasa, pero cada vez que toma agua termina con toda la barba empapada. Después, con la barba todavía goteando, camina cojeando por toda la casa y deja el suelo mojado. Al pisar con sus patas sucias, termina ensuciando aún más el piso. Que fastidio. Todo es un fastidio. Así es normal que la noche sea tan pesada. Si es que llego del trabajo y tengo que limpiar todo, darles de comer, aguantarles la necesidad de afecto como si darles una caricia los haga evitar explotar… No sé, a veces me gustaría que me ocurriera un accidente de tráfico de camino a casa.
El estómago mucha veces me duele. Ya me resigné a esa vida sana donde la gente promueve comer verduras y pollo y esas cosas. Lleva mucho tiempo, y lo tengo pero, ¿para qué? ¿Por qué gastaría tiempo en cuidar mi salud para vivir más? Es como si todo el tiempo invertido todos los días de tu vida sea recompensado con un par de años más… repito ¿Para qué? ¿Para que otros perros viejos me sigan jodiendo?
Hoy me iré a dormir con el estómago vacío, no voy a seguir las normas impuestas, esa de que se tiene que cenar todos los días si o si. A veces, no quiero, aunque me pesa el tiempo ahorrado, pues son más horas de la nada misma. Por lo menos la cena le da una especie de estructura a mi noche. 
Volviendo al sueño, me iré a la cama, no sé cómo haré para dormirme, pero bueno, eso nunca lo supe. Suelo tardar entre tres a cuatro horas, siempre pensando, siempre imaginando, acomodándome y acordándome de cosas pasadas. A veces me caliento y me doy placer, pero nunca llego al orgasmo. Hablando de eso, ayer soñé con una señorita hermosa, estábamos enamorados, conociéndonos, salíamos a un lugar verde, exploramos un jardín. 
Me levanté bastante afligido. Si apuraba la mañana y me cambiaba de ropa muy rápido, e incluso salía sin ir al baño y sin desayunar, me hubiera podido dar el lujo de dormir veinte minutos más y volver a soñar con ella. Lo intenté, aunque sin éxito, no pude volver a dormirme y tuve que salir sin ir al baño y sin desayunar. El día fue más horrible que los demás, pero como siempre digo, la vida es un ciclo. 
Eso es porque ahora estoy en mi cama de vuelta, y cerraré los ojos esperando volver a soñar con ella. Me alegrará bastante la noche, supongo. 
Mientras tanto, trato de conciliar el sueño. Mi gatito está en mi cama, enrollado al lado mío. Yo lo estoy abrazando, y él ronronea. Mirando al gato pensé en que hoy el accidente no ocurrió, me pregunto si mañana sí. Aunque, viendo al felino, sería muy triste para él esperarme hasta su muerte. Creo que trataré de evitar los accidentes.


Back to Top